He tenido la oportunidad de convivir estos cinco días con pobladores del Alto Imaza, zona que lo conforman los distritos de Asunción, Granada, Olleros, Quinjalca y Chiliquín y cubren un área territorial de 9,000 kilómetros cuadrados. En esta zona que tiene un gran potencial agropecuario, hoy sufre de un agobiante e inclemente clima que en horas de la madrugada llega a los dos grados bajo cero.
Convivir con ellos esta realidad, que para mí es sorprendente ver hielo en nuestra tierra, para ellos es más que una preocupación, toda vez que la helada quema las entrañas de la tierra y todo lo que está en crecimiento desaparece y lo peor es que las personas menores de cinco años sufren las consecuencias de este clima gélido por las mañanas e infernal al medio día donde el sol arroja con fuerza su calor y quema la piel.
Y si a esto se complementa la escasa orientación técnica para proteger sus viviendas del frío y el abrigo familiar en las noches, estoy convencido que en pocos años estaremos dejando de mirar el friaje del sur y atender a nuestra gente que también en carne propia sufre las inclemencias de la naturaleza.
Naturalmente, por la altura superior a los 2,700 m.s.n.m que se ubica la zona y cercana a la Cordillera es normal que el frío sea intenso entre enero a marzo, pero resulta muy extraño para los propios pobladores que esto se produzca en agosto.
En esta etapa que me tocó vivir tuve la ocasión de dormir varias noches en la zona y como experimento entre una frazada y otra coloque un plástico y la temperatura corporal dentro de mi cama era agradable y se podía dormir con tranquilidad; pero eso no pasa con las más de 500 familias que habitan el valle, exceptuando a Chiliquín. Todos duermen bajo frazadas de lana de oveja que permiten que el frío penetre y no usan las frazadas sintéticas o de polar que muy bien podrían mejorar sus condiciones ambientales dentro del hogar; pero eso ya compete a las autoridades de Defensa Civil tanto de la capital de la región como de Amazonas en general.
Mi condición de periodista, aprendiz de político hace que vea el problema más allá de una visita coyuntural. La convivencia, el diálogo personal me permite ver a la política como un acto noble de servicio. Servicio que comparto con todos, a fin de que demos una mirada a esta zona, que además de ser muy bella, tiene serios problemas que urgen ser atendidas por todos nosotros.
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