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Noticias Informativas de Bagua, Amazonas y el Perú.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

LOS INDIOS Y LAS RUINAS ABORIGENES CERCA DE CHACHAPOYAS, EN EL NORTE DEL PERU.

 

       Por la importancia de este material periodístico, retransmito a cada uno de los lectores este artículo publicado en la prensa regional amazonense 
CREENCIAS Y SUPERSTICIONES  DE LOS INDIOS DE CHACHAPOYAS – EL ARTE DE CURAR – COMO SE VISTEN EN LA ACTUALIDAD – LA POBLACION DURANTE EL VIRREYNATO. 
        En este pueblo de Tingo, la brujería juega un importante papel. Un término corriente entre el pueblo, usado para designar a los curanderos indios es “Herbatero”. En otras partes del Perú y Bolivia es una “Herbolario”. Ambos términos españoles significan lo mismo, es decir: uno que maneja hierbas. Por “manejar” se entiende, el uso de plantas para curar. Los curanderos en Amazonas curan principalmente  con remedios vegetales, que proporciona en abundancia la exuberante vegetación. Sin embargo, me han asegurado los médicos, que el número e importancia de las hierbas de estos indios son muy exagerados. La brujería se encuentra, por supuesto en el fondo de cada una de las “curaciones” de los indios. Los curanderos o Shamans, usan mucha harina de maíz blanco y amarillo. Salpican y frotan con ella el cuerpo del paciente. Mientras tanto, fuman constantemente tabaco y esta hierba junto con la Coca y una planta llamada “Shayr”, son sus principales remedios. Dicen que el “Shayr” es un fuerte narcótico y se asperja por todas partes para purificar el aire. Por lo menos, esta es la interpretación del proceso hecha por los mestizos y blancos. La palabra “Shayr”  se parece sospechosamente, al quinua “Sayri” que es tabaco y puede ser que signifique la planta salvaje , indígena (que crece en Amazonas, para distinguirla de la planta cultivada). La coca o tabaco, a veces ambas, se colocan bajo una piedra, cerca del lugar en donde se realizan las excavaciones, como ofrenda propiciatoria. Hay también un encantamiento contra los “Purumachos”. Con este nombre se designa a los cráneos de los predecesores  o antepasados. El temor a estos restos humanos es muy grande entre los mestizos quienes aseguran que los “Purumachos”  solo hacen daño a ellos y no a los indios. Observé esto más de una vez . Es una creencia que se encuentra también entre los aymaras y quichuas del Perú y Bolivia, solo que entre los aymaras la aprensión no se limita a los cholos (como generalmente se le llama a los mestizos). El ofrecimiento de la coca y tabaco, preliminar a las excavaciones, corresponde al “tinka” sin lo cual, ninguna excavación en Bolivia, puede considerarse segura y provechosa.     
        Me aseguraron que hay tres clases de medicinas vegetales en uso y que el nombre genérico para ellas es “mishya”. Una de las tres se llama toyo y es propia de los indios de la selva. La otra es la tan temida uar-uar o datura roja, cuyos efectos, cuando se toma en pequeñas dosis se dice que son tónicas, mientras que en grandes cantidades origina la imbecilidad o la insana. El uar-uar o datura sanguínea (chamico es aymara) se usa en toda la sierra del Perú y Bolivia por supuesto, en secreto.
       Los hechiceros o Shaman se llaman “bruja camajni” . Esta palabra parece proceder de dos lenguas: el español “bruja” y el quichua “camani” hacer o crear. Estos curanderos sirven para el bien, como para el mal. Cuando alguno se hiere al caer o al golpearse contra una roca, o cuando se cae enfermo en un sitio especial, el Shaman recoge la tierra de aquel sitio o rompe un pedazo de la piedra, mezcla su polvo con alcohol, coca, tabaco y otras substancias y frota con esto el cuerpo del paciente, habiendo frotado primero con él sus propias manos. En seguida invoca al mal espíritu a quien se atribuye el accidente gritando: ¡Shamu Quish –Quish Ix! . La misma costumbre, con ligeras variantes, prevalece entre los aymaras bolivianos, quienes se dirigen al espíritu como a “hijo de perro” . “Quish Quish!, es la exclamación con que en Chachapoyas, se llama a menudo a los perros.
       Los Shamans, tanto en la sierra como en la costa peruana, hacen uso frecuente de las especies de lechuza (llamada talaqua) para los encantamientos. Se considera este pájaro como un mensajero, principalmente de noticias siniestras. También proporciona al hechicero sortilegios para hacer daño. Cuando un gallinazo golpea la puerta con el pico se dice que anuncia muerte a la familia.
       Debido a las lluvias casi constantes, no pude permanecer en la provincia donde se halla Chachapoyas, sino cuarenta y cinco días y no fue posible, en tan corto tiempo, más que fragmentarias  informaciones. De esta naturaleza es la relación de que en el pueblo de Colcamar, en las cercanías de Chachapoyas, los indios de visten aún de formas más primitivas. Algunos de los hombres llevan el cabello largo y flotante, atado solo en una cinta. Sus pantalones, son cortos y abiertos en los lados. Recuerdan los calzones de los aymaras en Bolivia y se llaman eslabones. Algunas de las mujeres usan cabello largo y ambos sexos se cubren la cabeza sólo con el pañuelo, descartando el sombrero de paja. En los días de fiesta, las mujeres tienen una llave de plata que les cuelga del cabello. 
       Encontré que el indio quichua de Chachapoyas era arisco y desagradable. En esto se parece al aymara boliviano y en general a los indios de la sierra con excepción de los que viven en las vecindades del Cuzco. Pocos años antes de mi visita, un mestizo llamado Villacorta había fomentado una insurrección que amenazó convertirse en guerra de razas. Después de éxitos parciales de los indios de Leymebamba (obtenidos mediante traición), fueron fácilmente dominados por las fuerzas peruanas de la sierra, a pesar de la gran ventaja del número y posiciones. El castigo de los rebeldes fue completamente inadecuado y esto contribuyó a hacer a los indios más soberbios y provocativos siempre que las autoridades no se hallaban en el lugar. La queja sobre este punto era general en Chachapoyas aún entre aquellos que habían instigado el levantamiento. Villacorta en realidad nunca fue castigado y murió hace pocos años en posesión  absoluta de sus propiedades (en su mayor parte mal adquiridas).  
       Estas noticias fragmentarias de los indios actuales del sur de Amazonas debería ir seguida por un esbozo de los aborígenes tales como eran los tiempos precolombinos. Las informaciones que me son accesibles son sumamente escasas, de manera que casi no vale mencionarlas. Según los datos oficiales de 1591, los indios tributarios de esta región, en tiempos del virrey García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete (1590-1596) eran en número de 7,155, representando un total de cerca de 25,000 habitantes. Esto no incluye los distritos orientales en donde vagan las tribus de la selva, ni el establecimiento de Moyobamba.  
       Como ya se ha expuesto, hay vestigios de una población indígena al oeste de Amazonas, que puede no haber sido de tronco quichua. Se ha hecho alusiones a nombres que sugieren raíces aymaras. Sin ninguna intención de rastrear más lejos estas semejanzas, recordaré que existe, en la península de Copacabana en Bolivia, un lugar llamado Chachapoyas, en donde los indios hablan aymara. Los indios de Leymebamba son llamados mitimas o extranjeros en el siglo XVI. Estas sugerencias no deben perderse de vista cuando alguna vez los idiomas de esta región sean sometidos a investigación.  

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