Un Partido revolucionario se caracteriza porque tiene que ir siempre contra la corriente. Esta es una idea que ustedes deben tomarla en cuenta con mucha claridad. Nosotros no somos una organización para que marche al vaivén del movimiento de las aguas que fluyen hacia abajo, porque nosotros nos proponemos construir un mundo nuevo, y para construir ese mundo nuevo tenemos que remar contra la corriente y tenemos que tener el pensamiento, voluntad y la organización apropiadas para ir contra la corriente, para chocar contra fuerzas inmensas que van a buscar destruirlos, para imposibilitarnos la consecución de ese propósito; por lo tanto, para ese tipo de objetivos tenemos que tener un Partido que tenga características específicas, y por eso el centralismo democrático es un factor, un elemento fundamental.
Y decía, el centralismo democrático, porque tenemos que afirmar nuestra identidad de clase; porque el centralismo democrático, como veremos más adelante, no solamente son principios, pautas, normas, es también actitud, es también concepción, es también una manera de entender la vida, entender la lucha y entender mi responsabilidad en el partido en el cual milito.
La influencia de la ideología burguesa o pequeño burguesa no es ajena a nosotros, esta presente en nuestra cabeza, porque esta presente en el mundo real como individualismo, como subjetivismo, como burocratismo, como autoritarismo, como elemento de manipulación, como elemento anárquico, como elemento individualista. Todos estos ismos a que me he referido, tienen un trasfondo de clase, tiene un trasfondo social, tienen un trasfondo ideológico. Por eso, cuando se quiere entender el centralismo democrático como un asunto exclusivamente orgánico porque es el principio básico de organización, vemos una parte del tema pero no lo sustancial del tema. Porque en fin de cuentas, lo que determina que un revolucionario sea tal es la concepción que él tiene de sus fines y del papel en esos fines.
Sin esa actitud, sin es voluntad, sin ese trasfondo ideológico que debe responder a los intereses de clase que representamos no podemos entender el centralismo democrático, o en todo caso entenderíamos el centralismo democrático como un asunto puramente cuantitativo, un asunto puramente orgánico, como un asunto puramente de método y, eso no es así.
El Partido es una unidad, somos diversos como personas, diversos por nuestra procedencia social, diversos por nuestro nivel cultural, diversos por nuestros gustos, nuestras emociones, nuestras pasiones, pero esa diversidad que somos requiere cohesionarse para la consecución de ese propósito que se llama socialismo; eso se logra con la unidad ideológica, política y orgánica. Somos individuos diversos, tenemos un propósito común, una finalidad común, una ideología común, una voluntad y acción común. Por eso no podemos entender el Partido separado, ideológico por un lado, político por otro lado, orgánico por otro lado. Es un todo único, articulado, ordenado. Y sin esto tampoco vamos a entender lo que es el centralismo democrático o lo vamos a entender mal.